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Con los brazos abiertos, Cusco está de pie con Castillo

La temporada de las fiestas cusqueñas llegan a un intenso final esta semana, precisamente al mismo tiempo que Perú espera la declaración de un ganador en sus recientes elecciones presidenciales. Tanto en las elecciones como en las fiestas se destaca la ciudad imperial.

Ayer fue la relativamente nueva y también antigua celebración de un Año Nuevo Andino y Amazónico. Es nueva porque en las últimas décadas los activistas reunieron piezas de tradición y crearon este reivindicación de un pasado milenario vestida con ropa nueva.

Sin embargo, el solsticio fue un momento clave entre los incas y, aunque se celebra en una fecha diferente, la fiesta católica de San Juan, es el Inti Raymi Inca —antiguo y moderno. Éste es la culminación de los Días del Cuzco, su celebración municipal trascendental que atrae a espectadores de todo el mundo.

Este año, habrá menos visitantes, pero en este día hay una fiesta adicional importante que atraerá a la mayor parte de la población de la ciudad, es decir la huatia, la construcción de hornos con terrones de tierra en los que se cocinan papas y más. Se reúne la gente en grupos de familiares y amigos para cocinar y comer, lo cual es la base de una celebración andina.

Disfrutando en familia con una rica huatia y celebrando las fiestas del Cusco (foto: Walter Coraza Morveli)

Esta realidad polifacética es clave para las fiestas cusqueñas, su cultura andina y las elecciones.

Por ejemplo, el principal plato festivo de Cusco—el chiriuchu que se ha comido mucho estos días—es una combinación de diferentes carnes y otros productos que celebran en si la unión de muchos elementos diversos. De igual manera, la huatia reúne diferentes tubérculos y otros productos para cocerlos en hornos de tierra mientras los miembros variados de las familias—jóvenes y viejos, hombres y mujeres, personas de diferentes orígenes—se juntan para cocinar y comer.

Otra celebración, la elección, reunió a la gente para emitir un voto por el presidente del país en una segunda y última vuelta. Personas de toda la diversidad geográfica del Perú, sus etnias y razas, sus clases sociales, ya sean agricultores, mineros, trabajadores industriales o incluso multimillonarios, votaron el mismo día.

Aunque la diferencia entre los candidatos con el 100% de los votos contados es de unos 40.000 votos, los resultados están siendo cuestionados. La perdedora, Keiko Fujimori, y sus partidarios rechazan la idea de que Pedro Castillo, maestro de escuela rural y miembro de la izquierda histórica, pudo haber ganado. Las brechas se convierten en heridas con el racismo y las acusaciones de ignorancia e incluso de comunismo.

Pedro Castillo, maestro de escuela rural y miembro de la izquierda histórica (foto: semana.com)

En estos días, la situación se resolverá. Es probable que Castillo sea declarado presidente a pesar de las acciones legales y sociales de Fujimori.

Cuando se traza en todos los distritos del país, el voto muestra una división entre el sur del país, incluido Cusco, y sus grandes ciudades, así como también entre los agricultores o trabajadores y las clases gerenciales o comerciantes de Lima y otros lugares.

Se destaca Cusco como una roca maciza y singular tal como las que conforman Saqsayhuaman, un popular sitio arqueológico sobre la ciudad.

Fujimori no pudo ganar un solo distrito en esta región tan grande y diversa, cuna de los incas. De hecho, cuando visitó como candidata fue ampliamente abucheada y no pudo realizar su mitin dentro de la ciudad.

Incluso en el acomodado distrito de Wanchaq, lleno de gerentes, hombres de negocios y funcionarios gubernamentales, no ganó.

Aunque diverso, Cusco se mantuvo firme contra Fujimori y con Castillo.

Escribo esto en negativo, por algo significativo. Casi universalmente, las tierras altas de Perú, especialmente en el sur, votaron por Castillo, mientras que las clases medias y las élites de Lima y otras ciudades apoyaron a Castillo. Esta brecha no es solo de economía y geografía, es de orientación cultural.

Parafraseando a la fallecida gran historiadora del Perú, Maria Rostroworski sobre Vargas Llosa, el Perú de Fujimori simplemente no comprende ni valora las formas de vida y la cultura de los habitantes de las tierras altas. Esto se ve en la desesperación con que niegan el voto para Castillo.

No obstante, incluso Vargas Llosa, Fujimori, y sus consocios podrían venir y sentarse alrededor de una huatia. Hay espacio para ellos dentro de las costumbres y tradiciones del Cusco. Feliz año nuevo andino.

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