La cocha es el nombre con el que popularmente se le conoce a las lagunas y lagos. Hay algunos a los que los pobladores denominan salvajes o vírgenes, a los cuales nadie ha ingresado y otros a los cuales solo ingresan los chamanes para renovar su energía, se dice que no cualquiera puede ingresar, pues en ella asechan muchos peligros, se dice que están encantadas.
Un poblador de la comunidad de Pacchanta en la ruta que va al nevado de Ausangate, cuenta que un día, tres amigos decidieron ir de pesca a una de las lagunas que se encuentran cerca a éste nevado. Al azar eligen ir a la laguna de Otorongo, donde en las orillas arman su carpa para poder descansar y al día siguiente salir a pescar desde muy temprano. En la noche ellos se sentían muy felices, se contaban historias y uno de ellos comenzó a hablar sobre las lagunas encantadas a las cuales sólo los chamanes se atrevían a entrar para renovar su energía y así realizar buenas ceremonia.
Al escuchar este comentario los otros dos, se empezaron a burlar de su narración, y decían mañana veras que no sólo pescaremos, sino que también entraremos nadar allí sin ser chamanes. Ya hemos nadado en varias cochas y nunca nos ha pasado nada, ya verás. Pero el amigo insistía y decía tal vez no fue una buena idea haber subido hasta ésta laguna. Hablando los tres amigos se quedaron dormidos.
Al día siguiente muy temprano se levantaron, el amigo que tenía temor a las cochas, decidió quedarse en el área de camping para preparar el horno y tener lista la sartén para freír los pescados que traerían sus amigos. Después del desayuno empezaron a alistar los anzuelos y las lombrices que llevaron de carnada, se despidieron de su amigo y entraron a la laguna en una pequeña balsa de totora que habían preparado, cuando ellos ingresaron a la laguna, el tercer amigo se fue a conseguir leña para hacer fuego.
Mientras él no estaba, cuando tiraron los anzuelos para pescar, vieron que el agua cambiaba de color a un color negro, las algas que antes no se veían, empezaron a salir de la cocha y a amarrar a la balsa, los dos amigos gritaban llamando por el nombre de su amigo para que los ayudara, pero su amigo se había ido muy lejos por leña y no podía oírlos.
El cielo azul se convirtió en un cielo gris con nubes oscuras y con una tormenta que se aproximaba más y más. Ellos intentaban romper las algas que impedían que remen hacia la orilla, cuando de repente el tercer amigo apareció cargando la leña y con su llegada todo volvió a la normalidad, no habían algas, el cielo estaba completamente soleado, los dos amigos, remaron rápidamente hacia la orilla y gritaban ¡tenemos que irnos de aquí!, tenías razón esta cocha esta encantaba, el amigo preguntaba una y otra vez, ¿qué paso, porque están tan nerviosos?, a lo que los otros respondían, ¿qué no viste la tormenta que se aproximaba, el cielo gris, las algas que no nos dejaban salir y trataban de hundir la balsa?, y el respondía, no, no vi nada de eso, ¿están seguros?, vámonos rápido, tomaron lo que pudieron y empezaron a bajar de la montaña incluso abandonando algunas de sus cosas, lo único que querían era alejarse lo más que puedan de ese lugar.
Después de narrar esta historia el poblador dijo que, según la versión de algunos otros pobladores, hace muchos años cerca a esta laguna se llevó a cabo una batalla, donde mucha gente murió y sus cuerpos fueron arrojados a esta laguna y que cuando hay luna llena, se escuchan voces de mujeres llamando con una dulce voz, invitándote a que ingreses a la cocha.
