El tamal es un producto que desde tiempos pasados tiene un gran significado en la gastronomía peruana y en los diferentes pueblos del Perú también forma parte de su cultura y tradición.
En el centro de la ciudad del Cusco se encuentran diferentes barrios y calles tradicionales que desde tiempo de la colonia aún prevalecen conservando sus nombres particulares, las casas son antiguas hechas de adobe y teja, que se van heredadas de generación en generación.
Éstas calles son transitadas desde muy temprano y se oye el canto de los gallos anunciando el amanecer, se observa también a los panaderos repartiendo pan en sus canastas para el desayuno.
Pero un sonido que casi ya no se escucha o solo en algunos barrios tradicionales es de un silbato acompañado de una frase que con una voz fuerte y vigorosa dice:“tamales” que alegra nuestros corazones.
Es el tamalero, con su caja de madera en los hombros va recorriendo las calles angostas de los barrios tradicionales de la ciudad vendiendo los deliciosos tamales.
En los barrios se ven a los niños imitan esta acción jugando a ser el tamalero y los clientes.
Todos conocen y saben el sonido del tamalero y cuando lo escuchan salen a la puerta o desde los balcones llaman al tamalero para adquirir tamales para el desayuno.
El tamalero recorre las calles en dos turnos desde las 7 de la mañana hasta las 10 y por la tarde para el lonche desde las 4 hasta las 6, es un trabajo arduo.
Cuando escuchemos el silbato del vendedor de tamales, salgamos a comprar tamales para seguir manteniendo esta tradición.
