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Una procesión del Señor de los Milagros en Estados Unidos

El afiche pegado en la puerta de una tienda peruana, ubicada en Salt Lake City, Utah de los Estados Unidos, anunció en letras grandes la procesión del Señor de los Milagros. Me intrigó y levanté un volante que tenían en la caja. Indicaba que se realizaría el 15 de Octubre en una iglesia parroquial al oeste del Valle del Lago Salado.

Ya en la caja, pregunté a la señora en cuanto a la procesión y me dijo que había unas dos o tres más organizadas por las diferentes hermandades. Al lado de la caja, no sólo se encontraban volantes sino también ofrecían turrón. Lleva el nombre de Doña Pepa quien fue una esclava africana quien recibió la receta en un sueño después de curarse de una parálisis.

Deseando experimentar la festividad lo más que podía, compré el turrón e hice planes para presenciar la procesión. De hecho, el manjar fue un sueño de sabores.

Turron de doña pepa (Teresa Wilson)
Turron de doña pepa (Teresa Wilson)

Quería informarme más en cuanto a esta maravillosa celebración del Perú entonces me puse a leer. Se relata que en 1650, más o menos, un angoleño pintó una imagen de Cristo en los muros de adobe de la casa de la confraternidad del Señor de los milagros. Pertenecía a un grupo de africanos traídos como esclavos al Perú quienes posteriormente se asentaron en la zona llamada Pachacamilla en recuerdo a la hacienda del dueño en Pachacamac, hoy está situado en lo que es el Templo de las Nazarenas. Vivían en pobreza con poco tiempo o recursos para celebraciones. Mediante su confraternidad se ayudaban mutuamente para cuidar a los enfermos y sepultar a los muertos.

Encontramos la iglesia después de unas cuantas vueltas y nos estacionamos. En la puerta de la capilla se encontraba un anda decorada con flores y globos, a la vez que estaba cubierta por emblemas con hermosos bordados.

En 1655 un terremoto azotó Lima. A pesar de la destrucción general el muro con la pintura del Señor siguió en pie. Por quince años se quedaba rodeado de escombros. Antonio León lo encontró así y estaba admirado por su perfección después de tantos años de abandono. Limpió los escombros de la casa caída y erigió un pequeño altar. Regresaron los angoleños con otros negros de la vecindad. Era su altar, su adoratorio. Acudieron a tocar música y cantar a Cristo.

Los peruanos llegaron a la iglesia en Utah vestidos para fiesta y abundaba el color morado. Había personas en ternos como en camisetas de fútbol, y algunos vestían hábitos morados como miembros de la confraternidad.

Fé y devoción (David Knwolton
Fé y devoción (David Knwolton

En Perú corría la preocupación de que la imagen no cumplía con el canon católico y el arzobispo y los oficiales civiles tomaron la decisión de cubrirla con pintura. Se enviaron a que pintaran el muro y taparan la imagen, sin embargo el primero en subir a la escalera a trabajar se enfermó. Un segundo subió y dijo que sintió que la imagen se volvió esplendoroso y por consecuencia no podía cumplir la orden. Como los pintores no podían tapar la imagen, los devotos hicieron correr a los soldados que acompañaban a los pintores. El Virrey cambió de opinión y permitió que la gente venerara la imagen. En 1671 se hizo la primera misa delante de esa imagen.

En Utah se entonaba la misa. Escuchaba al sacerdote bendecir a los presentes. Se levantaban y se sentaban. La capilla se veía hermosa y al altar llevaba color morado.

En Octubre de 1678, otro terremoto estremeció la zona de Lima y se destruyó el edificio que hospedaba a la imagen del Señor de los Milagros. Sin embargo, por milagro, la imagen salió ilesa. Se hizo una réplica de ella y se la llevaba por las calles. Así nació la procesión y se realiza todos los octubres desde entonces.

El estacionamiento de la iglesia en Utah se llenaba de gente vestida de morado que salía de la capilla. Los cargadores se reunían al lado del anda. El aire se llenaba de anticipación cuando se colocaba la imagen en el anda y el aire comenzaba a soplar mistura cubriendo la cabeza y hombros de todos. Se movían los globos morados y blancos y comenzó la música.

Cargando al Sr de los Milagros (David Knwolton)
Cargando al Sr de los Milagros (David Knwolton)

La hermandad ha cambiado a través de los años al hacer nuevos logros. Se esparció su devoción por todo el Perú. Fue oficialmente reconocida como La Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas y se eligió un himno oficial, agregando así música canonizada al ritual. Según Julia Castilla en “Una práctica negra que ha ganado a los blancos: símbolo, historia y devotos en el culto al Señor de los Milagros de Lima,” publicada en Antropológica, aunque los miembros de la hermandad vinieran principalmente en su inicio de los sindicatos de obreros, se incorporaban progresivamente profesionales. Ahora incluye a ministros gubernamentales, oficiales de las fuerzas armadas, grandes deportistas, y estrellas del cine. Observa que con el paso del tiempo ha habido más cambios en los devotos. El Cristo blanco fue pintado originalmente por un hombre africano negro y fue venerado por un grupo de negros. Con los años y el humo de muchas velas se ennegrecía la imagen y los adherentes a la hermandad cambiaban de mayormente de raza africana a ser más mestizo e inclusive europeo.

En el estacionamiento bajo cielos celestes los sahumadores agarraban sus sahumerios y se abrieron paso entre la gente. Niñas con velas les seguían. Sonó la campana y la imagen procesaba por el estacionamiento mientras se escuchaba su himno. En los descansos se levantaban a niños pequeños para que besaran la cara del Cristo.Sr de los Milagros en Utah (David Knwolton)

Este Señor de los Milagros ha realizado un viaje milagroso en compañía con sus feligreses para llegar a Utah y otras ciudades y pueblos en todo el mundo. Se hizo la procesión por primera vez fuera el Perú en Hartford, Connecticut entre los Peruanos residentes para celebrar su cultura y devoción. En 2013 se contó que se lleva a cabo ahora en 24 países, incluyendo a Japón e Italia. También ha llegado al continente africano.

Seguía adelante el festival en Utah. La gente cantaba y acompañaba a la imagen. Sonreía porque pensaba haber mirado tanto del pasado como al futuro.

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