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La exótica y mítica cantante Yma Sumac fue reconocida por Google

Una “princesa inca” recibió mi búsqueda en Google hace unos días.

El 13 de septiembre la cantante peruana, Yma Sumac, fue honrada por la empresa omnipresente del internet, Google, en lo que hubiera sido sus cumpleaños número 94.

Google Doodle to Honor Yma Sumac
Google Doodle to Honor Yma Sumac

Nació bajo el nombre de Zoila Augusta Emperatriz Chavarri Del Castillo y, fuera de ese dato, su biografía se ofusca con la promoción y misterio auto-creado y fuertemente diseminado. Es, pues, parte de su exotismo y su atracción.
Se asevera que tomó el nombre de su madre, lo cual dicen que fue Ima Shumaq que significaría “Qué Hermosa” en el quechua de Cajamarca, para su nombre artístico, aunque esa expresión no es nombre en quechua. Además, se insiste que por el lado de su madre fue descendiente directo del último Inca, Atahualpa, aunque tal es poco probable, y que haya heredado por eso un estatus noble.

En su página web, se escribe que Yma Sumac fue “una princesa real y líder espiritual de la gente de la cordillera de los Andes del Peru (con) una posición única en la religión Inca”, aunque tal reformule la vida e historia de los Inca y de sus descendientes. Sin embargo, el gobierno del Perú presentó un documento en el año 1946 en apoyo a su supuesta descendencia real.

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A Young Yma Sumac in Malibu

Según la artista, sus padres no querían que su hija fuera cantante. No era una elección correcta para una jovencita decente. Insiste, la artista, que subía a los cerros altos para medir su voz con las rocas, aunque también hay documentos que atestiguan que nació en el Callao, un puerto sumamente urbano. De todos modos, la niña que posteriormente se haría Yma Sumaq, desarrolló su musicalidad y su habilidad de cantar y proyectar su voz.

Lo que sí, contaba con una capacidad vocal poco común. Su rango era largo, aunque variaba en los reportajes de cuatro a cinco o más octavas. Sin esfuerzo solía pasar desde tonos más propios a un barítono a los que son muy altos aun para un soprano. Decía haber tomado su inspiración de la montañas peruanas para las cuales creó todo un misticismo y un mitos para sí misma. En su canción “Chuncho” refleja toda una gama de animales de la selva alta que pretendía imitar. El compositor y crítico norteamericano, Virgil Thompson dijo de su voz “Su escala se aproxima a las cuatro octavas, pero de ninguna forma es inhumana o rara en sonido.” La mayoría de los cantantes cuentan con un rango de apenas dos octavas, en comparación. El crítico musical del Los Ángeles Times, Don Heckman, le nombró “una fantasía viviente musical de technocolor que respira—una ilusión caleidoscópico de los ilusiones exóticas del estudio de MGM hecha realidad.”

Inició como cantante para una radio argentina y grabó 16 canciones con Moisés Vivanco, un artista del charango, y su conjunto de músicos y artistas. Mientras todavía era jovencita, a la edad de 14 años, se casó con el empresario Vivanco y se mudaron a la ciudad de Nueva York. Se presentaba en un club neoyorquino cuando un buscador de talento para la disquera Capital, le escuchó. Le ofreció un contrato en el momento.

Su primer disco vendió más de 500,000 unidades con poca publicidad. Alcanzó mayor venta que los álbumes de Bing Crosby y de Ethel Merman, artistas norteamericanos de gran fama del mismo momento. Se hizo un hit internacional y realizó una gira por Europa con Rusia, la cual se extendió por 6 meses. Le pagaron $25,000 por su actuación en Las Vegas, una fortuna en los años 1950.

Yma Sumac--Agence France Press 1952
Yma Sumac–Agence France Press 1952

A Yma le encantaba vestirse con ropa fantasiosa que reflejaba su mitología peruana y su estatus autocreado de princesa. Era una mujer muy hermosa y su asistente personal le hacía el maquillaje completo como si fuera al escenario aun cuando estaba mortalmente mal.

Su fama se extendió hasta los 1990, cuando su música encontró nuevas audiencias de jóvenes. Una de sus canciones banderas, “Ataypura”, fue clave en la película de 1998 El gran Lebowski.

En 2006, se le premió con el Orden del Sol, presentado por el entonces presidente del Perú, Alejandro Toledo. Además recibió la medalla Jorge Basadre de la Universidad Mayor de San Marcos.
Cuando dejó de cantar en público, contó que se había retirado al Perú.

“Esa es la leyenda en que insistió todas estas décadas”, relató su asistente personal. “No quería que la gente supiera que permanecía acá (en Los Ángeles) y ya no trabajaba. El cuento le hacía bien. Era una mujer muy excéntrica. . . . Toda su carrera y vida se basaba en su misterio, entonces la frontera entre los hechos y la ficción era algo flexible para ella.”

La cantante celebrada falleció la cantante celebrada de cáncer del colon en Noviembre de 2008.

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