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Un pilar de la actualidad, el Inca Garcilaso de la Vega

Al filo de un cambio mundial, hubo un Peruano, tal vez el primer peruano, pero no le llamaban así, le decían indio o indiano como aquel que viene de las Indias, o sea América.

Cuando se imaginaba al hidalgo de la mancha debatiendo lealtad y filosofía como caballero aunque ya se extinguían tales señores y cuando el bardo del norte evocaba la corte de Dinamarca, hubo un peruano que reparaba en el amor y la sabiduría, en el explorador de Florida y en un imperio que ya no había y cuya memoria desvanecía. Sin embargo ese imperio desafiaba los criterios del mundo occidental.

En ese momento se procuraba domesticarlo, hasta muchos de sus propios hijos procuraban encontrar razón en el mundo cristiano que se les ofrecía. Entre ellos se crearon santos y aparecían imágenes, como la Virgen de Copacabana. Fue un primo suyo también de la realeza quien la vio y la esculpió.

Este Peruano, nacido en Cusco, hijo natural de un español de estirpe y de una palla con aún más de linaje, creció hablando quechua y también castellano. Se formó cuando las leyendas aún se recordaban y las costumbres todavía se comentaban, así como se hablaba del latín y las ideas y desafíos del mundo dominante a ultramar.

Retrato del Inca Garcilaso de la Vega por José Sabogal
Retrato del Inca Garcilaso de la Vega por José Sabogal

¿Cómo le llamaría su madre a esta wawita suya cuando recién salió de su vientre? No lo sabemos. Es que no se registró y, a diferencia de Peruanos que siguen apellidándose con nombres de linajes, como Huamani, Condori, Yupanqui, . . . le llamaron Gómez Suárez de Figueroa. Gómez suele ser apellido en la actualidad pero antes se usaba como nombre desde su origen visigodo. Suárez era el apellido que le dieron a su madre. Así se verificaba su calidad de hijo natural y descendiente de su madre.

Más tarde, después de abandonar América, volverse hombre de guerra en las últimas luchas de la reconquista española, y establecerse en la zona más mora del resto de España—en Montilla, Córdoba, en la casa de su tío—se volvió hombre de letras.

No es curioso que su primera obra fuera una traducción de un texto filosófico, ni que fuera un texto humanístico, pero más bien que haya sido de León Abravanel, Judah el Hebreo. Córdoba fue famosa por la coexistencia de judíos, musulmanes, y cristianos durante la época musulmana cuando España era conocida con el nombre de Al-Andalus.  Era la gloria del mundo musulmán; era, por decirlo, un Cusco, una imagen de la civilización y gloria algo utópica. En eso se parecía a Roma, una ciudad fabulosa cuyo imperio dejaba misterios y ruinas por Córdoba aún cerca de Montilla.

The Catedral Church of Cuzco, The Family Lived Near This Plaza.
The Catedral Church of Cuzco, The Family Lived Near This Plaza.

Al traducir esa obra, el ahora Inca Garcilaso de la Vega, quiérase o no, se insertaba en la problemática de una comunidad exilada de España por los reyes católicos, los judíos españoles. Entre los famosos judíos intelectuales cordobeses se encontraba al gran Maimónides y al famoso Averroes. Empero, en la época del joven Gómez Suarez eran una sombra que muchos querían olvidar.

Claro, el peruano, al lado de su padre tenía parentesco con grandes intelectuales y literarios castellanos. Entre ellos el poeta Garcilaso de la Vega, Jorge Manrique, y con el Marqués de Santillana.

No es de sorprender, entonces, que después de una lucha por legitimar su relación con su padre, simbolizado en el uso certificado del nombre Garcilaso de la Vega que era suyo, así como del poeta pariente, que se agregara el Inca.

Procuró volver al Perú pero no se le permitía y el Perú de los Incas, su Cusco, se volvía una parte cada vez más importante de su obra intelectual.

En este mes se celebra el cuarto centenario de su fallecimiento, con el del bardo inglés y de Miguel de Cervantes. Son tres hombres que trazaron elementos cruciales de nuestra cultura actual, junto con el peruano. Su humanismo, y su lucha por no dejar que las sombras se adueñen de los diferentes Cuscos de su vida, le hicieron un pilar de la actualidad.

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