Comentario

¿Qué es la navidad en Cusco?

“¿Qué piensa de navidad?” El taxista me tiró la pregunta como si fuera una Granada explosiva. Se percibía la tensión. Acababa de subir y nos saludamos. Luego, sin introducción alguna, me soltó la pregunta. Mientras arrancaba para mi destino se notaba su intensidad que daba algo de contradicción a su sonrisa y bigotes.

De hecho, ¿qué pienso de navidad y qué podría decir sin tocar alguna carne viva que tuviera?

Me dejó cerca del mall del Cusco, la Plaza Real, que es relativamente nueva todavía. Al entrar, la pregunta repicaba en mi mente. Por los parlantes del mall se escuchaba “Regalos para todos. Extendemos nuestras horas para que puedas comprar esos regalos que hacen falta.”

(Photo by David Knowlton)
(Photo by David Knowlton)

En la entrada central se percibe un árbol navideño artificial y enorme que sube por el atrio al segundo piso. Alrededor de su base hay regalos envueltos, también enormes y una silla donde niños y mayores se hacen sacar fotos.

Es pues la imagen de una navidad idealizada, un árbol gigante y decorado con montones de regalos y es la navidad que yo vivía de niño en los Estados Unidos donde los abuelos inmigrantes comentaban que era diferente en sus países. La magia de transformación y regalos espléndidos que aparecieron durante la noche buena, dejaron memorias duraderas

(Photo by David Knowlton)
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Bastones grandes en rojo y blanco decoraban los costados del atrio en el segundo piso así mantenían la idea de las cintas rojiblancas que envolvían los postes de todo el Mall, a la vez los colores peruanos y de navidad del Mall.

(Photo by David Knowlton)
(Photo by David Knowlton)

Una tienda decoraba su ventana con un marco rojiblanco con fotos de cajas envueltas, regalos, y con cinta roja con moños. Al medio había una foto de tres jóvenes de veinticinco o veintiséis años en un sofá alrededor de un Papa Noel con su barba blanca. El hombre del grupo se inclinaba como si reposara su cabeza en la rodilla de Papa Noel, pero en verdad estaba sobre la pierna de una de las mujeres que la extendía encima de la rodilla del Santa Claus al lado de unos regalos. Tal vez no una familia, podrían ser un grupo do colegas o amigos, o por cierto hermanos, pero expresan alguna idea de navidad como si fuera en respuesta al taxista.

Como forma de recalcar esa respuesta, una tienda al frente tenía un mensaje en su ventana: “It’s Christmas. Become a Child Again.” Sí, estaba escrito en Inglés. Por cierto, muchos cusqueños de clase acomodada hablan el inglés pero ese idioma me choca en esta ciudad quechua e hispano hablante.

(Photo by David Knowlton)
(Photo by David Knowlton)

Por si no me diera cuenta del mensaje claramente, otras tiendas usaban imágenes de árboles navideños al lado de maniquís vestidos con letreros que indicaban “2 x 1” o “30% de descuento”. Animan a que se compren esos regalos para otros y provocar les las sonrisas en las caras de la gente en la foto de Santa Claus.(Photo by David Knowlton)

Otro letrero de da otro toque, esta vez de individualismo justamente cuando las imágenes y su versión de navidad parece ser tan codificadas. En la entrada a Oeschsle dice sencillamente un letrero grande, “Navidad a mi manera” Recuerda así una canción bien conocida por acá del norteamericano Frank Sinatra.

(Photo by David Knowlton)
(Photo by David Knowlton)

No se habla ni parece que se pudiera pronunciar acá en el mall la pregunta, “¿y si no quiero comprar nada?” A la vez se ve poca preocupación por la navidad tradicional cusqueña. Más bien el individualismo enfatiza la obligación de comprar y en esas elecciones de qué comprar se encuentra la manifestación del individualismo. Eres lo que compras.

Un letrero donde Juan Valdéz, al frente de Starbucks y Chilis (el cual tiene un aparente muñeco de nieve en su entrada) indica “Así se ve la felicidad”. Las letras están debajo de un waffle grande con frutas y una bola de gelato. Esta no es comida común cusqueña.

(Photo by David Knowlton)
(Photo by David Knowlton)

Al seguir caminando veo un estand que que rebosa con peluches llamado sencillamente Regalos. A su lado hay otro letrero que indica: “intercambio de regalos”.

A su lado se ilumina una foto grande de un joven esbelto vestido en polera de calidad. A su lado hay palabras: “TODO lo que quiero”. ¿Es quizás un anuncio que en Oechsle se encuentra todo lo que se puede querer o que se debe querer no más lo que hay en Oechsle o en el resto del mal? Podría ser también que el joven es todo lo que quiere el yo de los que caminan en el mall.img_2191

Es tan diferente, todo esto, de la navidad tradicional del mercado de Santurantikuy que se realiza en la Plaza de Armas el 23 y 24 de diciembre. La navidad y este mercado tradicionales enfatizan el armar un nacimiento en su casa y el momento sin igual de colocar el niño Jesús en él al pasar la medianoche entre el 24 y el 25.

(Photo by David Knowlton)
(Photo by David Knowlton)

Se encuentran dos nacimientos en el Mall, uno de origami con una caja para donaciones adelante, y otra grande lleno de luces. El último contiene animales, y una pareja. El hombre está vestido con toques tradicionales de acá mezclado con cosas del viejo mundo mientras la mujer está vestida como cusqueña indígena. Hace un contraste fuerte con la oferta de ropa de verano comercial y moderno en la ventana de la tienda de al frente. He aquí una dualidad del Cusco actual.(Photo by David Knowlton)

Me llama la atención también el Niño Manuel del nacimiento al estilo cusqueño, vestido en ropa indígena.

(Photo by David Knowlton)
(Photo by David Knowlton)

Hay más. Encima del árbol que entra al segundo piso se encuentra una estrella con palabras. Dice simplemente Real Plaza como si fuera el mall que condujera a los reyes magos a encontrar al mesías niño.

(Photo by David Knowlton)
(Photo by David Knowlton)

Y esto me remite a lo que dijo el taxista. Según él, la navidad es la época más triste del año. Algunos niños reciben regalos caros en abundancia, cuando mucho no reciben más que algún juguete barato en plástico de la China. Y otros, muchos, no reciben nada. Es una época con mucha desigualdad.

Luego se quejaba de cómo los citadinos y las elites toman piedad de los pobres y de los rurales en esta época no más para organizar chocolatadas. Les dan un chocolate con leche caliente con un pan o algo de panetón, y tal vez un juguete pequeño de plástico. Sin embargo el chocolate les enferma y en eso le enseñan el paternalismo y la condescendencia de la elite. Los niños aprenden a ser dependientes.

Wau. La navidad no se celebra mucho en las zonas rurales del Cusco y el chofer enfatizaba solamente las costumbres citadinas y de la navidad comercial del mall. Sin embargo, me hizo pensar.

(Photo by David Knowlton)
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