Los condenados eran venados
Cuentan los pobladores de comunidades cercanas a la ciudad del cusco que sus historias, aparte de verdaderas, servían para proteger sus deidades y animales sagrados, evitando que estén en peligro de extinción.
Cuenta la historia que cuando hacían viajes para hacer trueque con otras regiones, realizaban grandes caminatas en conjunto de 10 a 20 personas con llamas y mulas de carga llevando sus productos.
Estás travesías en muchas ocasiones se realizaban de Apurímac hacia el valle de majes, traían productos como pisco, fruta seca y de la sierra llevaban moraya, charqui, etc. Todos los viajeros tenían que pasar por el Abra Coropuna, se dice que en este nevado penaban los condenados para poder pagar sus pecados.
[mnky_ads id=»28259”]Todos pasaban de día por qué a partir de las 5 de la tarde, cuando el crepúsculo está rojo, los condenados empezaban a salir y atacaban a todo quién pasaba por este lugar. La persona que más viajaba del lugar decía que los condenados debían encontrarse sí o sí con los humanos ya sea para comérselos o para salvar sus almas.
Entonces se dice que los condenados tenían sus estrategias, convirtiéndose en venados, engañándolos, y poder ser cazados. ¿Quién no quería cazar un venado silvestre? Lo tomaban como un toque de suerte y aventajan a cazarlo.
Cuando era cazado y comido estos venados, todos los pecados pasarían a las personas que comieran y quedaría salvado el condenado de sus culpas. Entonces cuando mueras cargarás todos los pecados convirtiéndote entonces en condenado.
Era de esta manera que protegían a los animales sagrados tales como los venado. Enseñaban al respecto con historias y cuentos.
Photo reference
[mnky_ads id=»28259”]