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El Wasichacuy, una tradición ancestral en el mundo andino

Una de las labores más importantes para la familia es la construcción de su casa, por esta necesidad nace la tradición del Wasichacuy. Una ceremonia ancestral que se viene practicando de generación en generación y se mantienen aún hasta nuestros días en muchas comunidades campesinas.

Wasichacuy en la lengua quechua significa “hacer el techo o cubierta de la casa”, en algunos lugares como es el caso de Apurímac recibe el nombre de “wasi Qatar” que significa cubrir la casa.

El techado de casa, así como las otras actividades que desarrollaron las diferentes culturas, que eran vitales y que eran esenciales para la vida comunitaria siempre estaban relacionadas con lo ceremonial, ritual y festivo.

El wasichacuy o techado de la casa es una ceremonia que se realiza después de finalizar la construcción de los muros, donde los dueños invitan a los vecinos, familiares y amigos para el techado de la casa, a través del Ayni. Conocido también como trabajo reciproco, de ayuda mutua.

El ayni, forma de trabajo heredado desde el tiempo de los Incas es parte de nuestra cultura ancestral que se refiere a: “el trabajo se retribuye con trabajo” o como lo conocemos con la frase “Hoy por ti, mañana por mí”, ésta ayuda no involucra ningún tipo de retribución económica, sino por el contrario es una muestra de solidaridad hacia el prójimo.

Para este techado de casa, se utilizan el ichu o paja salvaje, el cuero de la llama y alpaca a manera de cuerdas para hacer los amarres del techo. Los varones realizan las labores más fuertes, mientras que las mujeres se encargan de preparar la merienda o comida típica de alto valor nutritivo, la bebida infaltable, la chicha de jora, que, por ser elaborado a base del maíz, provee de mucha energía a quien lo bebe y hoy en día también el aguardiente, mientras que los más pequeños tocan diferentes instrumentos musicales para acompañar la ceremonia del techado.

Al finalizar el techado, se extiende una manta y se coloca sobre ella todos los potajes preparados por las mujeres para recuperar las fuerzas después del trabajo.

Para finalizar se prepara una lliclla especial de colores, sobre la cual se colocan diferentes productos como la papa, el maíz, las habas, los frijoles, etc. También se coloca sobre esta lliclla las infaltables hojas de coca y algunas ollas o animales domésticos en miniaturas, como son las llamitas y alpaquitas,luego este atado se amarra y cierra completamente, para colocarlo en la parte interna del techo como un símbolo de buen augurio, para que en la casa nunca falte el alimento y augurio de felicidad para la familia. Hoy en día se han cambiado los elementos, en muchas casas al finalizar el techado colocan una cruz y dos toritos como símbolo de protección y buen augurio para la familia.

Asi tambien se realiza el wasichakuy en el techado de templos como el de San Francisco de Markapata que el Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación a los conocimientos, prácticas y rituales asociados a la faena comunal o «Wasichacuy». El templo de San Francisco de Marcapata – queda en la provincia de Quispicanchi (Cusco), cuando la cobertura de paja del techo es renovada cada cuatro años mediante una faena comunal durante una semana, participan las comunidades de Marcapata Collana, Sahuancay, Puyca, Ccollasuyo, Incacancha, Yanacocha, Unión Araza, Huaracconi, Socapata y Yanacancha.

Es importante mantener viva estas tradiciones que forman parte de nuestra cultura ancestral y sobre todo que nos muestra este valor tan importante de solidaridad y el trabajo mutuo.

Foto reference (Ministerio de Cultura)

 

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