En una aventura en un fin de semana, mi amigo Hebert y yo decidimos salir de la ciudad y escapar de los días abrumadores que se viven día a día para irnos al nevado de Ausangate, uno de los nevados más impresionantes en los andes. Desde mucho antes esta montaña nos llamaba y no veíamos el momento oportuno para ir a conocerlo. De pronto fluyó.
Una vez en Ausangate en la comunidad de Pacchanta, un lugar hermoso que se encuentra en los pies del imponente nevado que apenas se ve por la neblina y las nubes que la cubren, tipo medio día, decidimos caminar por unas hora para llegar a las lagunas más cercanas. En el transcurso las vistas fueron impresionantes, pequeños lagos y rebaños de alpacas.
Después de caminar alrededor de dos horas llegamos a la primera laguna llamada Puka Cocha. Conocimos un poco, la fotografiamos y luego decidimos caminar un poco más pero a la vez se hacía un poco tarde y parecía que quería llover. Media hora más en el camino y queríamos volver, pero de pronto Hebert vio algo celeste. Caminamos un poco mas y encontramos una laguna verde celeste. “Qué hermosa”, dijimos hasta que nos robó el suspiro.
Lo encontramos un lugar súper mágico y de mucha conexión.
Es la laguna de Qomer Cocha que se traduce al español como «la laguna verde”. Para hacer una fotografía de esta laguna tuvimos que meternos a la laguna por las orillas caminando por las piedras que se asentaban en su alrededor. El frío era intenso casi, como que ya ni sentía los pies. Al mismo tiempo el sol daba sus últimos rayos de luz que era perfecta para la foto. Había neblina en los nevados y como que caía algo de lluvia. Al final lo logramos y este fue el resultado.
Después de todo regresamos bien a la comunidad de Pacchanta donde nos hospedamos.
