Reflexion de la festividad de Corpus Christi
El Cusco es una ciudad de celebraciones. Por eso la municipalidad organizó su propia empresa para organizar y gerenciarlas, EMFEC.
Sin embargo muchas de los eventos más importantes son Católicos y son llevadas a cabo por la diócesis en combinación con las distintas parroquias y todo una gama de hermandades centradas en los santos y servicios a los mismos
De esta forma, casi toda la sociedad se encuentra movida por la orden religiosa de Cusco. Le vuelve una ciudad mucho más católica que una ciudad normal.
Como cima de esa organización de celebraciones se encuentra la vieja fiesta de Corpus Christi. Desarrolló su fuerza, a poco después le la invasión española, en la combinación de intereses de la elite colonial y de las familias cusqueñas locales. Ocupó el lugar de la fiesta de Inti Raymi que iba desapareciendo y se hizo la fiesta más importante del calendario festivo del Cusco, una posición que todavía es suya.
Mañana, en el día de la octava de la fiesta, los santos saldrán de la catedral donde han estado—en familia— ya que hace una semana que se encuentran ahí.
Se cuentan historias en cuanto a lo que los santos conversan entre sí y con el Señor de los temblores, el Santo Patrono del Cusco. El Señor sale solamente una vez por año, en la otra gran fiesta del calendario de celebraciones, el lunes de Semana Santa. De otra forma se queda en la catedral y recibe las devociones de cusqueños jóvenes y viejos los cuales le rezan y le llevan ofrendas y sacrificios como harían con quienquiera en esta sociedad donde venir con las manos vacías se ve mal.
Los santos, tal como la gente y, de hecho, como los miembros de cualquier familia sostienen celos, amores, y lealtades. Sus devotos buscan indicios de los mismos y procuran descubrir sus implicancias para los que les tienen devoción y dependen de su buena voluntad, es decir los integrantes de las parroquias y de las diversas hermandades.
Se les tratan a los santos como seres no-humanos, una clase de personas que se atraen a la sociedad y se les cuida para el bien y los bienes que le reciprocan. En esto se encuentra una actitud hacia el cosmos antigua que no se compagina fácilmente con las nociones de los santos y de su devoción del catolicismo formal, aunque esas formalidades se propagan entre los religiosos y los muy devotos.
Cada santo cuenta con una historia, en el doble sentido de un cuento sagrado y de una historia con sus devotos. Los elementos del cuento formal se plasman en su presentación y su anda. Tiene la función oficial de conducir la mente y corazón de la gente hacia dios mediante el ejemplo de la vida virtuosa del santo la cual pone modelo de cómo se debe vivir. Sin embargo se reinterpreta la iconografía para encajar con otras ideas y tradiciones. Como resultado, cada santo se encuentra en el centro de un tejido tupido de muchos colores diferentes, cada hilo del cual es una historia o interpretación.
A estas se agregan las historias personales de los devotos y sus interacciones con los santos mientras buscan favor o simplemente traen sus problemas ante ellos para su consideración, así como cuando les dejan ofrendas las cuales también están codificadas, aunque depende del deseo de cada quien.
Un ejemplo de esta re-lectura de los detalles de las imágenes y el encajarles en diferentes universos de sentido es la imagen de Santiago. Viene sobre un caballo que se levanta.
Conocido por ser un mártir y el patrono de los españoles el cual hizo posible la reconquista de la península ibérica de los moros, Santiago también se arraiga en la historia del Perú. Se le atribuye, junto a la virgen, el éxito de la conquista de los Incas. Como resultado se le llama el “mata indios”.
Sin embargo, comenzó a figurar dentro del panteón andino. El sonido que hacía al galopar se relacionaba con los truenos y con la deidad a veces llamada Illapa o Thunopa una de las figuras más grandes del panteón Incaico y preincaico.
Hace poco escuché hablar que no es un santo verdadero, porque el nombre Santiago es pues un nombre común y no lleva el honorífico “san” que le ponen a los santos, aunque su nombre es una fusión de sant + iago, lo cual es Diego en el español común. Su santidad, por eso, no se percibe fácilmente en su nombre.
En las procesiones se ve una complejidad de fe y devoción a los santos, sea por parte de cusqueños o visitantes.
Se enseña la devoción al marchar en procesión con los santos en grupos organizados, en este caso un grupo de pututeros.
Se invierte dinero como un sacrificio al santo al comprar o alquilar vestimentas bien elaboradas y luego sacrificar, asimismo, su tiempo en bailar por la figura sagrada. Se suele hacer esto a través de años y se vuelve una parte importante de su vida social y de su devoción religiosa.
Se contratan a músicos, a veces kaperos, a acompañar las danzas y a tocar música para la procesión como signo de devoción de quienes auspician esta parte de la fiesta, los jurqados. Es un acto de fe y devoción de parte de los músicos también y algunos tocan sin cobrar.
A veces los jurqados invierten cantidades importantes de dinero en devoción al santo y a su hermandad y comunidad. Cada año otro grupo de jurqados es nombrado y esto yace al centro de las celebraciones cívico-religiosas del Cusco.
Los santos y sus andas son pesados. Es un honor y un sacrificio, tanto como una labor dura, cargar al santo en los hombros en procesión. Se turnan en pararse debajo del santo y sostener el peso de su imagen santa.
Hasta niños se prestan para cargar el estante de madera en que reposa el santo en descanso, en este caso Santiago. Se preparan de esta forma para llegar a ser cargadores en procesiones en el futuro, miembros de una comunidad e integrantes de la sociedad cusqueña.
Por lo largo de la ruta se ponen espectadores quienes también vienen por devoción y a la vez comen el plato festivo del Cusco, el chiriuchu. Es un modelo comestible de la unión en diversidad que compone la sociedad y la misma fiesta de Corpus Christi con sus santos y grupos particulares.
La fiesta de Corpus Christi, tal como las otras fiestas y devociones en el Cusco, es un mundo de color y de tradición, representado en este caso por un danzante Maqta.