Humilde y con tierra, la papa es el corazón de la cocina y la civilización peruana. No es el maíz majestuoso, levantándose hacia las nubes, con orbe radiante dorado, o una diadema en una cabeza noble. Empero es un milagro, aun cuando crece debajo de la tierra.
Las papas originaron en los andes y Perú conserva aun una diversidad que en comparación nos hace ver como el resto de las papas del mundo, fuera de los andes, son una cantidad miserable y andrajosa.
El tesoro sigue en los Andes. Es un tesoro más grande que todos los metales preciosos en sí. El Centro Internacional de la Papa mantiene un banco de esa diversidad por si se necesitara en algún momento del futuro. Eso le vuelve a Perú uno de los guardianes del futuro humano.
Este tubérculo humilde, que sale de la tierra, ha tenido más impacto en la humanidad que ningún otro producto consumible y sigue importante como alimento básico. Es un paquete completo de nutrición aunque es suave. Sobre todo satisface.
Para promover el reconocimiento de la papa y la conciencia de su valor nutritivo, el Perú declaró el 30 de mayo como el Día de la Papa Nativa. Se realizarán eventos por todo el país para honrar a este producto simple que protagonizó Machu Picchu y las otras grandezas del País.
Las palabras “papa nativa” son importantes. El día reconoce no solamente la papa, la cual aun en Perú se produce en formas mejoradas que se cultivan comercialmente e industrialmente a la vez que representan una fracción minúscula de la diversidad de colores, sabores, y riquezas ecológicas que se encierran en el nombre papa.
Las comunidades indígenas del país mantienen una gama de variedades nativas que son adaptadas a lugares específicos, aun dentro de los campos de cultivo de esa comunidad. No se encuentran en otros lados.
El día se hizo para darles valor y evitar que se hagan parte de una lista demasiada grande de variedades perdidas.
Rinde honor a la papa nativa hoy y disfruta de sus riquezas.
