Fiestas

Cementerios, Fantasmas, y los Difuntos Hoy

Es lo que llaman, “all hallows eve” o Halloween en Utah y los Estados Unidos en general, lo cual significa literalmente la víspera de todo lo sagrado, o sea de todos los santos. Tiene más significado también. Para los jóvenes y los jóvenes de corazón significa ponerse disfraces que pueden espantar o significar solamente algo que veneran. Bombero, brujas, bailarinas, y Batman llenarán las calles esta noche y abundaran las fiestas caseras. Además habrá trampas para asustar a quien quiera. Se da poca consideración, sin embargo, a las raíces de celebrar esta noche—la creencia que los muertos se levantan y rondan las calles.

Antes de la locura de Halloween, hay tal vez un tiempo para recordar a los difuntos y nuestra relación con ellos. En mi ciudad se hizo una reunión en el cementerio donde servían diferentes pasteles y bebidas, se sopaba donuts en chocolate caliente con leche mientras la gente daba su respeto y saludos a los muertes y decoraban las tumbas y lápidas.

A Grave Stone in Utah (Teresa Wilson)La gente se aglomeraba en pequeños nudos, círculos familiares alrededor de las piedras talladas puestas para marcar sus tumbas en los cementerios jardines que son comunes acá. La música hacía un ritmo. Esta fuerza universal que baja a la tierra hasta al más magnifico o pudiente, tanto como al más pobre o simple, hizo que pensara en el Cusco para preguntarme cómo se recuerdan a los difuntos y como los sepultan.

Encontré las palabras de Marco Simola quien nos relata: “En Sudamérica, cuando alguien se muere son sepultados en una caja por diez años antes de ser retirados y cremados. Las cenizas se colocan en un nicho en un muro del cementerio. Para los pudientes, las cenizas son localizadas en mausoleos de mármol que son suficiente grandes como para acomodar a toda la familia”. Aunque los detalles varían de lugar en lugar y tengo entendido que cada vez más se prefieren los cementerios jardines, sigue Simola para informarnos que “los nichos en los muros de la Almudena [del Cusco] son pequeñas representaciones de la vida de los difuntos. Detrás de vidrio se encuentran símbolos de la vida de aquellos seres. Hay mesas familiares con banquetes enormes, botellas grandes de pisco y cerveza, automóviles, flores, muñecas, imágenes religiosas, fotos, y más. Cada espacio de dos pies por un pie y medio representa una vida.”

Niches in the Almudena Cemetery
Niches in the Almudena Cemetery

En Utah se suele enterrar a los difuntos y colocarles una lápida para marcar el lugar. Son personalizadas y rememoran al que se ha ido.

El recuerdo también es evidente en las tradiciones del Cusco, donde la gente suele traer comida para compartir con los miembros de su familia fallecidos. Se juega y se toca música. Se fortalecen así los lazos familiares mientras los difuntos y los vivos se encuentran en memoria durante el día de los difuntos. El comer juntos y la idea de que compartir comida define las relaciones, es fuerte en su tradición.

Regresé a las palabras del señor Simola donde explicaba: “Al sur de la línea ecuatorial, el comienzo de noviembre marca el retorno de las lluvias primaverales y el florecimiento de nuevo de la tierra. Se anticipa nuevamente una cosecha por venir. Como tal, se celebra el comienzo de la época y la siembra al compartirlo con los antepasados. El 1º de noviembre en el Cusco se conoce como el Día de Todos los Santos Vivos y se celebra con comidas como el lechón, caña de azúcar, chicha y las t’antawawas. El 2 de noviembre se considera el Día de los Santos Difuntos y se honra con visitas a los cementerios.»

Las almas volando de los difuntos en la entrada a un cementerio en Utah (Teresa Wilson)
Las almas volando de los difuntos en la entrada a un cementerio en Utah (Teresa Wilson)

El recordar a sus difuntos tiene fuerte resonancia con todos, sin embargo es bastante fuerte en el Cusco con sus raíces que se extienden hasta antes de la formación del imperio Incaico. Los fardos funerarios eran comunes y se practicaba la momificación.

Después de la llegada de los españoles, Felipe Guaman Poma de Ayala describió e ilustró los festivales de noviembre. Narraba como se sacaba a los difuntos de sus criptas y les adornaba con vestimentas y plumas. Les daban comida y bebida. Asimismo les llevaban a bailar y pasear por las calles y plazas antes de dejarles por otro año con ofrendas.

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