El cuy es animal muy famoso y tradicional en los andes del Perú, por el delicioso sabor de su carne, alto contenido proteico y la gran variedad de platos que se pueden preparar. Pero existe otro roedor que posee aún más historia que el cuy.
Estamos hablando de la vizcacha andina o llamado científicamente Lagidium viscacia que tiene un gran parecido a los conejos. A diferencia del cuy que es un animal domesticado la vizcacha vive silvestremente en los andes del Perú.
Desde tiempos antiguos, los incas conocían a la vizcacha, y es que varios cronistas, como Garcilaso de la Vega en su libro: Los Comentarios Reales de los Incas, hablan de los usos que le asignaban a este roedor. Finas vestimentas eran confeccionadas con el pelaje de este animalito, y además cabe destacar que solo la realeza podía utilizar.
“En tiempo de los reyes Incas y muchos años después, que aún yo lo alcancé, aprovechaban el pelo de la vizcacha y lo hilaban de por si para variar de colores la ropa fina que tejían. El color que tiene es pardo claro, color de ceniza, y él es de suyo blando y suave. Era cosa muy estimada entre los indios: no se echaba sino en la ropa de los nobles”.
Existe en la ciudad del Cusco un cuadro denominado “la ultima cena” que fue pintada por Marco Zapata uno de los grandes pintores de la escuela cusqueña. En dicho cuadro que es al óleo se puede apreciar símbolos pertenecientes a la cultura andina como por ejemplo: la chicha morada sobre la mesa, papaya y lo que más llama la atención es el la presencia del cuy.
Pero si analizamos bien con la historia y el cuadro mismo, lo que estaría en el centro de la mesa seria la vizcacha por la importancia que posee. Actualmente en algunos pueblos alto andinos se come vizcacha y lo representan como guardián de los lagos y las montañas existentes en dichos pueblos.
Éste pequeño roedor representa toda una historia dentro de la cultura de los andes. Con los últimos acontecimientos de incendios forestales en los andes del Perú se están exterminando gran parte de flora y fauna, entre ellas las vizcachas.
Así como en Machupicchu viven libres las vizcachas, cuidémoslas también en todas partes y digámosle no a los incendios forestales para conservar la flora y fauna que tanto estamos orgullosos de tener
