El fin de semana me llevó al sur de Utah en los Estado Unidos donde sus formaciones impresionantes naturales de rocas talladas llamadas como “El Gran Trono Blanco”, Los Tres Patriarcas”, y “Aterrizaje del Ángel. Los picos de las montañas vuelan miles de metros por encima del Río de la Virgen, que sigue tallando un cañón espectacular entre la piedra sedimentaria que se formó de dunas de arena hace millones de años.
Encima del Aterrizaje del Ángel, una pareja de condores está desarrollando su familia. Son cóndores de California, los cuales están creciendo en números después de casi haber caído en extinción. Se les animó a anidar entre los picos elevados del Parque Nacional de Zions donde les encanta flotar en los termales de aire. Sus parejas duran toda su vida y logran vivir muchas veces hasta 75 años. Vimos que compartían el aire con halcones. Cada uno volaba en las corrientes de aire que se levantaban y les mantenía arriba.
Al mirarles surcar el aire, perfiles oscuros contra el cielo celeste, me preguntaba como bajó su población a meramente veintidós aves en los ochenta. De acuerdo con deenders.org, una página web dedicada a promover la coexistencia de animales y seres humanos, los cóndores son amenazados por muchas actividades humanas.
Los cables de electricidad son un problema para ellos debido al alcance enorme de sus alas, casi tres metros. Entonces los cóndores fácilmente pueden electrocutarse al tocar dos cables a la vez y cerrar así un circuito eléctrico.
Los cazadores también han sido un problema, aunque indirectamente más que nada. Los cóndores consumen carne de carroña y así ingieren sin querer balitas de plomo en animales dejados por los cazadores. Entonces, se estima que el envenenamiento por plomo es la causa número uno de muerte de cóndores en Estados Unidos. Sus polluelos entran en peligro por “basura micro” como monedas o vidrio que sus padres pueden levantar y dar de comer a sus crías.
Los cóndores de California me recordaban de los cóndores de los andes del Perú. Me preguntaba por dónde andaba su población en comparación y qué tal su interacción con los seres humanos.
En el Perú, el cóndor es un ave altamente honrado y respetado. Es el ave más grande que pueda volar. Vela por encima de los valles desde las cimas de las montañas. El macho es típicamente más grande que la hembra y tiene m´s plumaje en el cuello para atraer a las hembras.
Los cóndores consumen, por lo regular, animales ya muertos, tanto animales domésticos como salvajes. Por eso se considera a veces que matan a ganado. Al ver un cóndor comer su res, oveja, llama, o alpaca, matan al cóndor a balas pensando que fue el cóndor quien lo mató.
No suelen matar, sin embargo, los cóndores. Sin embargo son símbolo del poder vital del cielo, de vida y muerte, en un rito de Andahuaylas, la yawar fiesta que se suele realizar en julio y descrita por Arguedas. Por la fama de la novela, y por consecuencia la fiesta, se reporta que comunidades donde nunca antes usaban un cóndor ahora lo consiguen y lo amarran a un toro para la competencia a muerte de la fiesta. El periodista Jonathan Watts del Guardian indica que se vale esta competencia cada vez más por lo que fluye más dinero en las comunidades debido al trabajo de migrantes de las comunidades.
Es un espectáculo verdadero con un cóndor gigante amarrado al dorso de un toro enfurecido. Se suele considerar una repetición de la independencia del Perú y puede ser un buen augurio si el cóndor gana, según Mollie.
Aunque so origen se desconozca y obviamente data desde la llegada de los españoles con sus toros, hay leyes que prohíben la captura de cóndores para la yawar fiesta aunque se suelen descumplir.
Se estima que solo quedan alrededor de cien cóndores en los andes peruanos. Sin embargo se espera que siga volando por los campos del Cusco
