Fotografí­a

Techos y Geometría, Re-visualizando el Cusco

Ves algún lugar. Te parece un revoltijo. Tus ojos le buscan orden y pronto le harás caber en un lenguaje visual que ya conoces.

Si esto es verdad para la gente común y corriente, también lo es para los fotógrafos mientras llegan a conocer un lugar. Aún si le fotean hasta que les parezca que no hay nada nuevo, lo construyen al levantar la cámara y trabajar las fotos en un lenguaje visual. Como en todos los idiomas, este esconde el revelar.

Procuré ver Cusco de otra forma y encontrar otro lenguaje. No miraba a su gente, ni sus fiestas coloridas, ni su vida callejera. Tampoco miraba las escenas románticas de muros de adobe blancos, balcones y ventanas celestes, ni tejas anaranjadas debajo de eucaliptos aguamarinos y un cielo cambiante. No veía las llamas en sus calles ni los ukukus quienes controlan sus fiestas.

Su comida sabe a maravilla con fragancia muchas veces a huacatay. Tiene tantos significados. Sin embargo no miraba la comida por el lente, aunque sí la comía. Más bien, dos cosas capturaron mi ojo: los techos de la ciudad y sus formas geométricas.

Los techos yacen entre el mundo de adentro, abajo y el mundo de arriba, afuera. Como resultado son fronteras y barreras importantes. Se llena la ciudad de muros Incas pero no hay ni un solo techo Incaico para recibir el brillo del sol y la fuerza de la lluvia.

Aun así, por toda la ciudad, los techos se hacen pastizales para toros cerámicos de Pucará, quienes bufan y braman, en metáfora, mientras guardan lo que separa la familia del cielo.

Quería saber qué pasaría si les hacía a los techos (es decir un espacio entre medio, un tipo de thaypi, un lugar de encuentro) el enfoque de las fotos, en cuenta de enfatizar el vivir, negociar, o paisajear. Quería percibir los techos en su entorno y así se cambia cómo ves la ciudad y cómo la percibes.

Debido a este énfasis, la geometría comenzaba a sobresalir, es decir las formas de masas contra masas y de cómo una forma enmarca a otra contra el cielo cusqueño brillante y sorprendentemente azul de la época de sequía. Por supuesto, esta relación de masa a masa en geometrías complejas forma los muros de piedra Incaicos.

La geometría no es solamente al interior de los muros, sino se percibe en la relación de los techos el uno al otro y a otros edificios. Encuentras un paisaje de montañas, peñascos, y valles justamente allí, al otro lado de donde se ríe, se duerme, se mira televisión y se juega Candy Crush. No es solamente del mundo natural y alrededor suyo la geometría. Se encuentra en lo que han construido para marcar el encuentro entre sí y lo grande de arriba y del entorno.

Se tomaron las fotos siguientes con mi iPhone 6 mientras caminaba por la ciudad hace unas semanas recientemente y no se han re-trabajado. El único adobe acá se encuentra en los muros.

Ha cambiado mi forma de ver la ciudad y el lenguaje visual al que recurro.

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